"CUANDO LA VERDAD ESTÁ TODAVÍA CALZÁNDOSE LAS BOTAS, LA MENTIRA YA HA DADO LA VUELTA AL MUNDO" (Mark Twain)

jueves, 3 de abril de 2008

Demasiado pronto


Los viernes por la tarde suelen transcurrir tranquilos en la recepción del hotel. Suele ser un buen día para dedicar a papeleo pendiente y demás. En ello estaba, cuando llegó un "espontáneo":

- ¿Habitación para dos?
- Sólo me queda una y para una noche, nada más. Mañana está todo reservado.
- Sí, sí, sólo por esta noche. ¿A cuánto sale?

Después de aceptar el precio, como siempre, pedí documentación.

- Necesito también el DNI de la otra persona (A la que todavía no había visto)
- Está ahí fuera, es que no lo ha traído.
- ¿Y permiso de conducir?
- No... tampoco.
- Pues entonces, lo siento, pero no puede ser. Necesito los dos.
- ¿Y diciéndote los datos?
- Tampoco. Tengo que ver el documento.

A veces me pongo así de borde, y más cuando hay algo que sospechar.

- Bueno, no sé... Voy a preguntarle a ver... .- respondió al fin.

Mi compañera, que acababa de llegar, aprovechó el lapsus de tiempo y me advirtió:

- Son dos chavales muy jóvenes, una parejita. Los he visto al entrar. Asegúrate de la edad.

Al regresar, subían los dos juntos. Esta vez, por fin, la chica traía su DNI. Me lancé a mirar las fechas de nacimiento. La chica tenía 16 años y él 18. Ella miraba constantemente hacia otro lado.

- Eres menor de edad.
- Sí. ¿Y qué?
- Que no te puedo registrar sin el permiso escrito de tus padres.
- ¿Ni siquiera viniendo conmigo?.-
Preguntó el supermaduro de dieciocho.
- No. No puede ser.
- ¿Y no sabe de otro sitio...?
- Mira: os va a pasar lo mismo, vayáis donde vayáis
(aunque presentía que conseguirían colarse en algún agujero). Así que da igual que os dé señas. ¿Vale?

En realidad lo que quería decir es "No voy a colaborar con esto". ¿Por qué no lo dije, maldita sea?
Se despidieron.

Más tarde, pensándolo tranquilamente, me asaltó una duda: este tipo, ¿no se la estará jugando por corrupción de menores?

"Sí, en rigor debería ser así", me comentaba Espica. "Pero, mientras en la mayoría de los países europeos la edad legal de las chicas para mantener relaciones es de dieciocho años, en España somos tan guays que consideramos que a los catorce, cuando aún no distinguen Cuenca de Pontevedra, nuestras chicas ya son capaces de llevar adelante un embarazo. O, lo que es peor, de empezar a cargar para toda su vida con las consecuencias de un aborto".

Vaya. O sea, que encima no se les puede ni meter miedo con lo penal.

Pues estuve el resto de la tarde sin poder quitarme de la cabeza a esos dos. Afortunadamente, pensaba, no me he acostumbrado a estas cosas.