"CUANDO LA VERDAD ESTÁ TODAVÍA CALZÁNDOSE LAS BOTAS, LA MENTIRA YA HA DADO LA VUELTA AL MUNDO" (Mark Twain)

miércoles, 30 de abril de 2008

Los nuevos "judas"

- ¡Dámela!
La joven se vio sorprendida y no reaccionó.
- ¡He dicho que me la des! - insistió la señora.
Al principio pensé que la joven le habría quitado algo y su dueña querría recuperarlo. No era extraño. Hacía poco que los sacerdotes de aquella iglesia habían advertido a los fieles que no dejasen nada distraídamente en los bancos, ya que había quienes no entraban a rezar, sino a llevarse lo del prójimo.
Pero la siguiente escena echaba por tierra mi suposición: la joven se llevó algo precipitadamente a la boca.
La señora, a quien acababa de reconocer ahora como una íntima amiga de mi madre, intentaba abrir la boca de la joven, y ésta, ante semejante asedio, optó por tragar la Sagrada Forma que acababa de sustraer y que ya estaba a punto de sacar de la iglesia en sus manos.
El forcejeo terminó. La joven salió a la calle a uña de caballo y la señora regresó algo tensa a su banco.
Hace poco oí hablar de la burrada de euros que se llegan a pagar por una Forma consagrada, para profanarla. Todo sube. Ahora ya no se conforman con treinta monedas.

viernes, 25 de abril de 2008

Defender el territorio


"La leona defiende su territorio del ataque de su peor enemigo: las otras leonas". Félix Rodríguez de la Fuente.

He visto esta frase como colofón de un chiste a toda página (que no he logrado reproducir aquí, una lástima), en el que una mujer contaba a una compañera de trabajo sus fracasos amorosos, y los intentos que había hecho para conseguir un medio noviete-amante-apaño con el que llenar un poco sus ilusiones: había ido a bailar, había entrado en chats, en grupos de singles... La compañera escuchaba solidariamente su perorata hasta que llega un punto: la desesperada amiga le pregunta si va a salir con su pareja ese fin de semana y si puede unirse. Ante el peligro que se avecina, la hasta entonces comprensiva "escuchadora" corta en seco con una negativa. Y al final, como ya hemos dicho, aparece la frase citada.

Me pregunto por qué no se pone en práctica esa capacidad instintiva de protección cuando se trata del marido y no sólo del amante.

- Yo, que estoy enferma -oí decir una señora- no voy a impedir a mi marido que vaya él de vacaciones. ¡Si no puedo disfrutar yo, que disfrute él! No voy a "obligarle" a permanecer continuamente conmigo. Esas "tiranías" es lo que luego causa tantas separaciones.

Me temo que, si su marido no tiene inconveniente en dejarla de lado unos días para disfrutar unas vacaciones a sus anchas, poco la necesita ya. Mi madre JAMÁS se fue de vacaciones durante la larga enfermedad de mi padre. No lo concebía. Y así hasta que la muerte los separó, oiga. Hablo de lo que he visto. Y estoy completamente segura de que mi padre habría hecho lo mismo.

Recordé lo que oí decir años atrás a una experimentada madre de familia:

- No entiendo cómo hay mujeres que dejan ir a sus maridos solos de viaje por ahí. ¡Con la cantidad de lobas que hay!

¿Qué causará entonces más separaciones?

- ¿Dónde estaba yo, que no lo vi a tiempo? -se lamentaba una esposa separada de su marido por culpa de una lagarta del trabajo.



Por supuesto, no quiero generalizar. Sé que, gracias a Dios, ni mucho menos es siempre así. Conozco esposas, muchas, que se saben al dedillo los más recónditos gustos y preferencias de su marido, datos con los cuales consiguen retenerlos a su lado sin ningún tipo de violencia, de la forma más natural. Porque, todo hay que decirlo, me da que el hombre es en este sentido mucho más débil y necesitado de "mimos".

- Mi marido lo que quiere son mimos. Y, claro, yo no puedo dárselos. (Verídico. Oído con estas orejas mías)
- Entonces, querida, los buscará en otra parte. Si no ahora, con el tiempo.

¿Cómo es posible que algunas esposas estén tan en babia? Pregunta abierta.

martes, 22 de abril de 2008

La "romería" de Villalar

Padilla, Bravo y Maldonado fueron ajusticiados en Villalar (Valladolid), en la revuelta comunera de Castilla contra Carlos I.

Y eso fue lo que sucedió en Villalar, allá por 1521. Ahora se llena de "revolucionarios" cada 23 de Abril, para conmemorar lo que les gustaría que tuviera algo que ver con ellos.

Hoy suena el teléfono y, mientras yo atiendo a otros clientes, mi compañera descuelga el aparato. Como yo seguía con los otros señores, sólo me llegaban fragmentos de la conversación.
- Sí... bueno, es mañana. ¡No, pero no es una fiesta religiosa! No..., sí.... No, Villalar es un pueblo...

Cuando ella ya había colgado y yo terminé con los "míos", me contó su conversación:

- Anda, que han llamado unos antes... Que si era ahí lo de Villalar, que querían venir a la ROMERÍA (!!!), que qué había, que si venía mucha gente... Tenía acento así como hispanoamericano.

Sí, qué cosas. Cuidado que he oído cosas acerca de lo que se monta en Villalar, pero lo de la romería lo supera todo.

Menos mal que no cogí yo el teléfono. Creo que no habría contenido la risa.

jueves, 17 de abril de 2008

Perdidos por la ciudad


Serían cerca de las diez y pico de la noche de un día laborable de invierno, hace algunos meses. Mi amiga Sara y yo nos recogíamos a nuestras respectivas guaridas, que ya iba siendo hora. De pronto, Sara me susurró:

- ¿Y este niño?...

Un chaval de unos ocho años caminaba tan tranquilo en sentido contrario al nuestro. Reconozco que yo de estas cosas no me doy cuenta a primera ni segunda vista, así que pregunté:

- ¿Qué pasa con él?

- A ver, Altea, querida: son más de las diez de la noche, un lunes, por estas calles periféricas no se ve ya a nadie, está más oscuro que ni sé. ¿De dónde viene este niño y dónde va ÉL SOLO? ¿Estarías en tu casa tranquilamente con tu hijo por ahí a estas horas? ¡Es que mira de dónde viene!

En efecto, el niño parecía venir de la más absoluta oscuridad, por una calle apenas iluminada por un par de pobres farolas. El chaval, que apenas nos prestó atención, se perdió finalmente en dirección hacia una zona un poco más concurrida.

Hace unos quince días, mi madre me contó lo que oyó al cruzarse con tres chavales de no más de diez años. Eran las once y media de la noche:

- ¡Mira, vamos allí, que hay un grupo de gente!
- ¡Eso, y si no son, nos vamos a casa de tus padres!
- ¡Sí, sabe Dios dónde estarán mis padres a estas horas!

"O sea", me decía ella luego, "que iban buscando a sus padres para poder entrar en casa. En la de alguno de ellos, ya daba igual quién. Y nos quejábamos antes de algunos padres, que se marchaban por la noche y dejaban a los hijos solos en casa. Pues mira, éstos ahora se marchan y los dejan en la calle."
Pues sí, genial.

No sé, creo que la próxima vez que me entere de la desaparición de otro niño no podré por menos que acordarme de estas historias.

domingo, 13 de abril de 2008

Anónimo, anónimo...

Diréis que qué pasa. Que qué más da firmar como anónimo que con un seudónimo.

Pues no es lo mismo. Sería bueno poner, al menos, un nombre al final del mesaje, para evitar confusiones.

Prueba de ello es mi respuesta a los comentarios del post "Habilidad". Hay cuatro anónimos distintos. Y al responder me he liado, claro. Al primero lo he llamado primero, correctamente. Pero al segundo le he llamado primero por segunda vez. Al tercero, segundo. Y al cuarto, que firma como tercero por culpa de mi confusión, no me he atrevido a contestar por el sofoco que me ha entrado al confundir identidades entre primero, cuarto, tercero y segundo. Es como tener cuatrillizos: uno te llama y a ver quién ha sido.

De cualquier modo, para información de los cuatrillizos, digo de los anónimos citados, las respuestas a sus comentarios en el post están por orden de aparición.

Para que nadie se líe (ejem...)




viernes, 11 de abril de 2008

Desconfiar de la memoria

Hacía mucho que no leía esta historia que tenía por ahí guardada, y me ha hecho gracia:

En Colombia, un hombre salió de Bogotá para pasar unas vacaciones en la calurosa ciudad de Cartagena. Su esposa estaba de viaje de negocios y había quedado en encontrarlo allí al día siguiente. Al llegar al hotel en Cartagena, el esposo decide mandar un email a su esposa. Como no encontró el papelito donde había anotado la dirección de ella, trató de recordarlo de memoria, pero se equivocó en una letra, y el mensaje fue a parar a la dirección de la esposa de un pastor protestante que había fallecido el día anterior. Cuando ella fue a revisar su correo, dio una ojeada a monitor, gritó de horror y cayó desvanecida en el piso. Al oír el grito, su familia corrió hacia el cuarto y leyó lo siguiente en la pantalla:
“Querida esposa, acabo de llegar. Fue un largo viaje. Acá todo es muy bello. Muchos árboles y jardines. A pesar de llevar pocas horas, me está gustando mucho. Ahora voy a descansar. Hablé con el personal y está todo preparado para tu llegada mañana. Estoy seguro de que este sitio te va a encantar. Besos de tu querido esposo. PD: Acá el calor es realmente infernal.”




miércoles, 9 de abril de 2008

Habilidad


En sus tiempos de abogado novel, Abrahán Lincoln tuvo en una ocasión dos pleitos en el mismo día y en el mismo juzgado. En ambos asuntos se planteaba idéntica cuestión legal pero en uno patrocinaba al demandante y en la otra actuación trabajaba para el demandado.
Lincoln hizo por la mañana un elocuente informe y ganó el pleito. Por la tarde inició su actuación defendiendo el criterio opuesto con igual habilidad. Al oírle, el juez esbozó una sonrisa y le preguntó la causa del cambio de actitud.
- Disculpe su señoría –replicó Lincoln –; tal vez padecí un error esta mañana, pero esta tarde sé que tengo razón.

jueves, 3 de abril de 2008

Demasiado pronto


Los viernes por la tarde suelen transcurrir tranquilos en la recepción del hotel. Suele ser un buen día para dedicar a papeleo pendiente y demás. En ello estaba, cuando llegó un "espontáneo":

- ¿Habitación para dos?
- Sólo me queda una y para una noche, nada más. Mañana está todo reservado.
- Sí, sí, sólo por esta noche. ¿A cuánto sale?

Después de aceptar el precio, como siempre, pedí documentación.

- Necesito también el DNI de la otra persona (A la que todavía no había visto)
- Está ahí fuera, es que no lo ha traído.
- ¿Y permiso de conducir?
- No... tampoco.
- Pues entonces, lo siento, pero no puede ser. Necesito los dos.
- ¿Y diciéndote los datos?
- Tampoco. Tengo que ver el documento.

A veces me pongo así de borde, y más cuando hay algo que sospechar.

- Bueno, no sé... Voy a preguntarle a ver... .- respondió al fin.

Mi compañera, que acababa de llegar, aprovechó el lapsus de tiempo y me advirtió:

- Son dos chavales muy jóvenes, una parejita. Los he visto al entrar. Asegúrate de la edad.

Al regresar, subían los dos juntos. Esta vez, por fin, la chica traía su DNI. Me lancé a mirar las fechas de nacimiento. La chica tenía 16 años y él 18. Ella miraba constantemente hacia otro lado.

- Eres menor de edad.
- Sí. ¿Y qué?
- Que no te puedo registrar sin el permiso escrito de tus padres.
- ¿Ni siquiera viniendo conmigo?.-
Preguntó el supermaduro de dieciocho.
- No. No puede ser.
- ¿Y no sabe de otro sitio...?
- Mira: os va a pasar lo mismo, vayáis donde vayáis
(aunque presentía que conseguirían colarse en algún agujero). Así que da igual que os dé señas. ¿Vale?

En realidad lo que quería decir es "No voy a colaborar con esto". ¿Por qué no lo dije, maldita sea?
Se despidieron.

Más tarde, pensándolo tranquilamente, me asaltó una duda: este tipo, ¿no se la estará jugando por corrupción de menores?

"Sí, en rigor debería ser así", me comentaba Espica. "Pero, mientras en la mayoría de los países europeos la edad legal de las chicas para mantener relaciones es de dieciocho años, en España somos tan guays que consideramos que a los catorce, cuando aún no distinguen Cuenca de Pontevedra, nuestras chicas ya son capaces de llevar adelante un embarazo. O, lo que es peor, de empezar a cargar para toda su vida con las consecuencias de un aborto".

Vaya. O sea, que encima no se les puede ni meter miedo con lo penal.

Pues estuve el resto de la tarde sin poder quitarme de la cabeza a esos dos. Afortunadamente, pensaba, no me he acostumbrado a estas cosas.

martes, 1 de abril de 2008

De vuelta


Tras este memorable paréntesis, que creo tardaré en olvidar, regresamos al puesto habitual. Y la verdad es que, para empezar, me hubiera gustado poner algo de cosecha propia, pero no me resisto a invitaros a pasar por Al río, y que echéis un ojo a la entrada "Cínico, pero sincero", del 1 de Abril.