"CUANDO LA VERDAD ESTÁ TODAVÍA CALZÁNDOSE LAS BOTAS, LA MENTIRA YA HA DADO LA VUELTA AL MUNDO" (Mark Twain)

martes, 4 de enero de 2011

Clientes inolvidables: don Erre que Erre


Resultaría divertido de no ser por la escandalera que monta. Tendrá ochentaitantos años y asegura que viene a Valladolid a hablar con las autoridades castellano-leonesas; que el agua de España está envenenada y no sé cuántas cosas más; que él ha tenido no sé qué empresa con turbina y todo y que nadie le va a llevar la contraria. Todo esto dicho más bien a todo volumen. Como no está enfadado conmigo, elevo yo también el volumen suponiendo que el problema es de oído. Pero luego pienso que nos tienen que estar oyendo desde las habitaciones próximas, e intento cerrar la conversación, que a nada lleva, dando a entender que tengo trabajo.

Cuando vuelve a entrar desde la calle, me vuelvo invisible retirándome un instante al cuarto privado para beber un vaso de agua. Como me vea, me lía otra vez y no tengo tiempo. Pero la estratagema no surte efecto, y desde el pasillo y mirando hacia donde supone que estamos, habla a grito pelado de las cartas que ha mandado escribir sobre el asunto. Luego sube a su habitación, hablando a las paredes y maldiciendo a los de Valladolid, que son tan poco acogedores, que le han echado de una tienda y tal.

- Paciencia, -me dice Alfonso, mi Ángel de la Guarda-. Ya llegarás tú también, ya llegarás...
- ¿¡Y entonces qué pasará!?- sentí un escalofrío al imaginarme mayor y con esa chaveta.
- Pero bueno, ¿cuántas veces tengo que decirte que tú no preocupes? ¿De veras piensas que vas a estar sola? No seas injusta...
- Ya, pero este hombre a lo mejor también tiene a alguien, y lo que sucede es que no se le puede decir nada, porque el pobre no controla ya su carácter.
- Sí, pero por lo general, se tiene la vejez que uno se ha ganado. ¿No te acuerdas de aquello: "cada uno es responsable de su cara"? Cuando se llega a mayor, la cara que uno tiene es la que ha ido modelando toda su vida: sonriente, amable, afectuoso, o bien díscolo, malhumorado o agrio. Una cosa parecida sucede con el carácter, así que ya puedes ir practicando. No te queda mucho para la tercera edad.

Fui a tirarle el tubo de pegamento, pero me di cuenta que no serviría de nada.