"CUANDO LA VERDAD ESTÁ TODAVÍA CALZÁNDOSE LAS BOTAS, LA MENTIRA YA HA DADO LA VUELTA AL MUNDO" (Mark Twain)

domingo, 22 de julio de 2012

Humillación

A veces pasan estas cosas. Resulta que estaba tan tranquila en el hotel cuando de pronto:
- No hay internet.- dije
- ¡¿Que no hay internet?!
Alerta naranja. Que falle internet quiere decir no poder controlar las reservas on line y no acceder al correo electrónico, además de dejar sin servicio wifi a los clientes.
Me puse a buscar el fallo. No es mi obligación, pero me toca las narices un montón que los cacharros se burlen de mí. Ya había pasado en otras ocasiones y, modestamente, conseguimos encontrar el fallo antes de que viniera el técnico. Y esta vez no podía ser menos. ¿Así, de buenas a primeras, no tenemos internet? Pues no. Revolveré Roma con Santiago y encontraré el fallo. Menuda soy yo. ¿Será el router? ¿El servidor? ¿Se habrá borrado la configuración?
Pero mi turno se acababa y el fallo no aparecía. Finalmente:
- Creo que hay que llamar y que vengan a mirarlo.
Al regresar por la noche ya estaba arreglado, pero el técnico seguía allí. Pregunté si es que se había dado mal la cosa. Lo curioso es que la compeñera me respondió con naturalidad, sin un ápice de sorna, casi con inocencia:
- No, éste está aquí por otro asunto. Lo de internet era que estaba mal enchufado a la pared.
- O sea, has apretado el conector de la pared y ya, ¿no?
- Sí.
- Bien...

martes, 17 de julio de 2012

Mira a ver qué rastro dejas

Este título tan extraño viene a cuento de una misa a la que he asistido recientemente y por accidente. Para mí era una misa ordinaria, fui allí como podía haber asistido a otra iglesia, pero había más gente de la habitual, totalmente desconocida para mí. Por lo visto, era ofrecida por alguien fallecido recientemente. Al final, el joven sacerdote que había oficiado dijo algo parecido a esto:
- Antes de terminar, quiero decir algo que me ha llamado la atención: la actitud recogida que habéis tenido durante la misa, cuando lo habitual, por desgracia, es que en los funerales los asistentes permanezcan distraídos, no comulguen o ni siquiera contesten a las advocaciones. Todo lo cual indica de algún modo que sois gente de fe. Yo no conocía personalmente a N (el difunto), porque como podéis ver, estoy sustituyendo al párroco. Pero viéndoos a vosotros, a la gente que le rodeaba, puedo hacerme una idea de cómo era N. Quiero decir todo esto porque, cuando uno se presenta ante Dios, parte de sus "buenas credenciales" van a ser las personas que ha dejado en la tierra.

Me acordé del punto Nº 1 de Camino.

viernes, 6 de julio de 2012

Papá, ¿para qué sirven las piedras?


Tendría por ahí siete años cuando le disparé esta pregunta a mi padre sin avisar ni nada y sin venir a cuento, en plena comida familiar. Me miró, supongo que creyendo haber entendido mal:
- Las... ¿piedras?...
La cosa tenía su sentido. Esa mañana, en el cole, nuestro profe había reñido a unos chavales por haberse lanzado piedras unos a otros. Lo que en tiempos de mis abuelos se llamaba "un canteo", vamos. "Hoy tenemos canteo con los de San Pedro*", se decía, más o menos, por lo visto. El caso es que uno de los argumentos del profe me llamó la atención, porque dijo que las piedras no servían para tirárselas unos a otros. Entonces, me pregunté, ¿para qué podían servir? ¿Serían tan inútiles como para estar siempre en el suelo sin hacer nada? Durante la comida de ese día, la cuestión aún me daba vueltas en la cabeza y como no llegaba a una conclusión, decidí preguntar. Me explicó, entre otras cosas, que servían para construir.
Ahora descubro esta imagen en facebook, me acuerdo de la anécdota y comprendo lo bien que le habría venido a mi padre para poder dar una respuesta más amplia a mi afán de conocer.
Lástima de faltas de ortografía.

* Un barrio de Valladolid, se entiende.

lunes, 2 de julio de 2012