... lo difíciles que podrían llegar a ser los últimos días de trabajo antes de un despido. Todo son "paraqués":
- Para qué rematar: que lo hagan los que se quedan.
- Para qué sonreír: no tengo ganas y no los voy a volver a ver.
- Para qué profundizar: no voy a tener la satisfacción de ver el resultado.
- Para qué, para qué, para qué.....
Es ahora cuando se hace presente, más que nunca, la verdadera motivación del trabajo para un cristiano:
"Has de permanecer vigilante, para que tus éxitos profesionales o tus fracasos
—¡que vendrán!— no te hagan olvidar, aunque sólo sea momentáneamente, cuál es el
verdadero fin de tu trabajo: ¡la gloria de Dios!" (Forja, p.704)
Me he puesto trascendental, pero es que a veces es lo único que queda.