Servidora siempre se pierde lo mejor. ¡Snif! Eso sí, por trabajo, que es el motivo más sano. Ahora resulta que había concentración por la familia cristiana en Madrid, pero me ha tocado apoyar desde aquí. Sí, sí, se puede apoyar a distancia. Son las armas secretas de la Iglesia: uno reza para que todo salga bien y es mucho más efectivo que el "¡AUPA, CHICOS!" desde las gradas.
Aún no sabemos la cifra que los organismos oficiales darán sobre los asistentes. Quizá ya ni den cifras. "Ah, ¿que hubo algo en Colón?" Y mirarán para otro lado.
No importa. No me gusta presumir de ello, pero estamos en el bando ganador desde el principio. ¿Quién no ha tenido sus héroes de pequeños? El Capitán Trueno, el Corsario de Hierro... Al empezar a leer sus historias, nos poníamos inmediatamente de su parte. Y eso que no se les ahorraba leña. Las pasaban canutas, a punto de ser pasados a cuchillo por sus enemigos en ocasiones varias, de ser devorados por tiburones, pulpos gigantes, monstruosas serpientes. Pero no se nos ocurría abandonarlos, porque sabíamos que, de un modo u otro, iban a terminar ganando. Pues esa misma sensación tengo yo ahora. Nos están apretando las tuercas, pero no tienen nada que hacer. Luchar contra Dios es dar palos a la lluvia.
Así que, desde un lugar u otro, donde nos toque, seguiremos apoyando las iniciativas a favor de la familia.
De paso, ya que mañana no creo que pueda escribir, aprovecho para desear a todos un feliz año nuevo.
Y no hagáis burradas en Nochevieja, que os ven los Reyes.