"CUANDO LA VERDAD ESTÁ TODAVÍA CALZÁNDOSE LAS BOTAS, LA MENTIRA YA HA DADO LA VUELTA AL MUNDO" (Mark Twain)

martes, 31 de mayo de 2011

Estacionamiento con portero




Por supuesto, no todos los casos son iguales. Me refiero a los porteros de vivienda. Recuerdo el caso de uno cuyo trabajo consistía, además de mantener el portal de la casa como los chorros del oro, hacer también los arreglos varios, tales como enchufes desvencijados, cristales rotos, etc. Además, sacaba a pasear los perros de los vecinos, que en total eran unos diez. Se sabía los nombres de todos, y éstos le obedecían como si fuera su propio dueño.

Pero con estas salvedades, hay que reconocer que el trabajo de portero no es precisamente estresante. Por eso, no es extraño que una de las ocupaciones preferidas de los porteros sea contemplar, de pie a la puerta de su casa, el entretenidísimo espectáculo de un vehículo que estaciona. En éstas me encontraba yo, buscando hueco. Lo veo y no lo creo, aquí pongo mis cuatro ruedas. Pero la maniobra inicial me sale pelín prolongada y el espacio es justito, de forma que iba a ser difícil solucionar el asunto sin volver a empezar. En este punto es cuando lo descubro: erguido, con la mirada depredadora sobre su presa está el portero de vivienda, centinela siempre alerta, dispuesto a dar cualquier indicación sin el menor pudor porque, al mismo tiempo, se entere toda la calle de las dificultades que tengo en la operación. No, no pensaba ser carne de portero. A punto de abrir la boca para darme la primera indicación, salí rapidamente y huí de su presencia. Mi ángel de la guarda protestó:

- Ahora esperarás que te busque otro hueco y encima a tiempo, ¿verdad?

- Anda, Alfonso, sé bueno...





viernes, 20 de mayo de 2011

Oh, sorpresa


Clase de inglés. En conversaciones de dos en dos, nos vamos haciendo preguntas sobre nuestra vida habitual. A mí me toca una chavala de 17 años como compañera. La cosa fue así, más o menos. Lo pongo en español, para no liarme, ¿vale?
- ¿Cuántas TV hay en tu casa? - pregunta ella.
- Una.- respondo.
Me mira como si le estuviera diciendo que tengo un cocodrilo como mascota.
- ¿Y dónde están, digo, dónde "está"?
- En la sala de estar. Y tú, ¿cuántas tienes?
- Cuatro. Una en el salón, otra en el cuarto de mis padres, otra en la cocina y otra en el cuarto de mi hermano.
- ¿Tú no tienes?
- Yo veo la tele por el ordenador.
Habría merecido la pena ver su cara si le llego a decir que esa única TV que tengo funciona de milagro y que apaga y enciende cuando le da la gana.
También sube y baja el volumen a su voluntad, mostrando y todo en pantalla el icono con el nivel. Palabra.

martes, 17 de mayo de 2011

Yo no he sido





Estas cosas me gusta dejarlas claras, porque luego se pierden amistades y no se sabe por dónde.

Resulta que en la entrada anterior había un comentario del Pianista y ahora ha desaparecido sin dejar rastro. Él tampoco ha sido, porque cuando es el autor quien elimina uno de sus comentarios, deja huella: "el autor ha eliminado este comentario" o algo así.

Después de varios días apartada de la blogosfera, me entero paseándome por ahí, que blogger ha hecho algunos estropicios, pero que ya está arreglado. Un poco de bulla sí que se ha montado. No sólo comentarios, sino entradas desaparecidas en algunos de nuestros blogs.

Si es que no puede una irse dos días.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Inauguramos sección





"La cueva del tesoro", se llama. Como dice en su presentación, se trata de una selección de entradas de mi blogosfera habitual. Allí aparecen algunas de vuestras entradas, también hay otras de gente que nunca se pasa por aquí, pero yo por sus blogs sí, aunque no comento.

Son entradas que, de alguna forma, me han dejado huella. Ahí quedan almacenadas, para uso y disfrute de quien tenga a bien pasar por aquí. La flecha pretende indicar dónde está la solapa, pero no me ha quedado muy bien dirigida.

Como al parecer ha habido ciertas dificultades en alguna ocasión para hallarla (como sucede con toda cueva con tesoro escondido que se precie), indicaremos que está justo debajo del título del blog, junto a otras cuatro solapas.

domingo, 1 de mayo de 2011

Rechazo



Esta mañana me he acordado de Carmen. No es una amiga, ella es... ¿cómo llamarlo? Algo así como una compañera de trinchera.

Carmen tiene un aspecto de lo más saludable. Aparentemente no le sucede nada, pero lo cierto es que padece no una, sino varias enfermedades serias. Esto le hace acudir al hospital con cierta frecuencia para recibir los tratamientos correspondientes. Tiene muchas limitaciones, de las que sólo nos enteramos los demás si nos las cuenta o si se vive con ella. Su marido la abandonó hace años, cuando vio el panorama que se le venía encima. En fin, que su vida ha sido y está siendo “un camino de rosas”. No obstante, es una mujer fuerte y no se hunde con facilidad.

Pero todo tiene un límite.

Carmen afirma que es agnóstica. Empírica. Que necesita ver para creer. Que la religión no tiene ninguna base científica ni lógica. Que su práctica debería relegarse a la familia y a las catequesis. De la escuela y de la vida pública, fuera. Todo esto podría tomarse como una “opinión” oída por ahí y que ella se ha tragado sin más, como tantos otros. Sí, podría ser así, si no fuera porque Carmen habla con resentimiento. No escucha, y cuando se consigue meter baza, interrumpe de manera cortante.

Me pregunto si en realidad no estará enfadada con la vida y sobre todo con Dios, al que probablemente echa la culpa de todo su dolor. Lo disimula muy bien, pero el dolor siempre termina por abrirse paso, exigiendo un sentido trascendente. Y cuando se echa a Dios de esa manera, hay que buscarse excusas para tranquilizar la conciencia: “en realidad Dios no existe”, “nos han educado así”, “no tiene ninguna base”. Y sobre todo, hay que apartar la vista: quitar crucifijos, eliminar religión de las escuelas...

El otro día nos enfadamos. Dijo cosas que no se podían consentir. Pero hoy, escuchando en misa el pasaje del evangelio sobre Santo Tomás (“si no veo, no creeré”) me he acordado de Carmen y he rezado por ella, quiera o no. No me lo puede impedir.