"CUANDO LA VERDAD ESTÁ TODAVÍA CALZÁNDOSE LAS BOTAS, LA MENTIRA YA HA DADO LA VUELTA AL MUNDO" (Mark Twain)

miércoles, 17 de octubre de 2012

Ayer la poli me ayudó


¿Veis? Igual que digo una cosa, digo también la otra. Ayer fui víctima de unos de esos tipos/as que aparcan sin pensar en los demás. Salgo del trabajo a las 12 de la noche y me encuentro con que no puedo entrar en mi coche porque el colega de la izquierda (estábamos en batería) ha puesto sus... digo, su vehículo, a tres centímetros del mío. Ni un alma por la calle. Decido llamar a los municipales. A lo mejor hasta interrumpen su partida de mus y me hacen caso y todo.
Tardan en contestar, pero al fin...:
- ¡Policía!
Ay, madre. No sé si seguir. Finalmente les cuento el caso.
- ¿Y no puede entrar por la derecha tampoco?
Les explico que mi precaria condición física no me permite hacer contorsionismo, y menos en un coche en el que, entre asiento y asiento, está la palanca, un contenedor de cd's y un reposabrazos.
- De acuerdo, le enviaremos una patrulla.
Al llegar y ver la situación, con cara perdonavidas (también hay que decirlo), me dice uno de ellos:
- Si le parece, yo le saco el coche.
- Me da igual cómo lo haga, sólo quiero irme a casa cuanto antes. Y en mi coche.
Así que le tendí la llave (con Manolo colgando, que sigue ahí) y en dos zancadas el tío se plantó desde la derecha en el asiento del conductor. Un cincuentón. Lo demás, obviamente, fue coser y cantar. Para él no hubo obstáculos: ni contenedor de cd's, ni palanca, ni reposabrazos, ni gaitas. Para él fue muy fácil. Pero yo no podía hacerlo.
Me llevo bien con mi "invitado imprevisto"*. Hasta el momento me permite hacer una vida casi normal. Pero cuando me hace notar su presencia, a veces hasta me humilla. Porque, repito, el tipo que entró en mi coche ya no cumplía los cincuenta tacos.

* El "invitado imprevisto" al que enlazo es bastante más grave que el mío, pero también es imprevisto. Al menos, yo no lo llamé.