Escrutado algo más del 70% de los votos, parece que queda claro quién se lleva la tajada. El sacrificio del pobre Carrasco ha tenido su fruto. Los instigadores pueden estar satisfechos.
Pero yo tengo mucha esperanza. Sólo una, pero muy grande: otros cuatro años con esta banda de mafiosos en el gobierno serán suficientes para que, incluso los españoles, se den cuenta de quiénes son realmente. Otros cuatro años de catástrofes difícilmente reversibles bastarán para terminar de poner al descubierto sus intenciones, que muchos aún se empeñan en no ver.
A ver si es posible.