Pues hombre, ya hace falta tener poco ojo para no distinguir unas ideologías de otras, unos candidatos de otros.
Bajo esa capa de aparente frialdad, subyace una cierta pereza intelectual, un desconocimiento culpable que degenera en irresponsabilidad social a la hora de votar, al negarse a reconocer, quizás, que el partido por el que uno siempre ha votado o en el que confió en un principio no es lo que esperaba, que estaba equivocado de medio a medio. Y, antes de reconocer semejante equivocación, se prefiere tirar por el camino fácil y cargar las culpas sobre el común de los candidatos: "Todos son iguales".
Personalmente, pienso que debates como el de ayer no cambian en gran medida la decisión de voto de los electores. Más bien tienden a reafirmar la que ya tenían. No obstante, me alegra que alcance tanto índice de audiencia, ya que en dichos debates es donde se ve a las claras que no todos son iguales.