"CUANDO LA VERDAD ESTÁ TODAVÍA CALZÁNDOSE LAS BOTAS, LA MENTIRA YA HA DADO LA VUELTA AL MUNDO" (Mark Twain)

domingo, 1 de junio de 2008

Malos recuerdos

Hace unos días adelanté caminando por la calle a dos jubilados. Llegó a mi oído un trozo de la conversación que llevaban:
- Yo no me he considerado bueno nunca. A misa sí he ido, pero cuando no se puede, porque estoy de vacaciones o tal, pues oye, no...
- Claro, claro, ahí está...- el otro apoyaba.
Esto habría sido intrascendente, incluso me habría hecho gracia, de no ser porque recordé el otro suceso.
Varios compañeros de curso tomábamos café en un descanso de las clases. El periódico, que uno de ellos leía, hablaba de la violación de unas misioneras en no me acuerdo qué país africano.
- Bueno, pues mira, que espabilen.
- ¿Cómo que espabilen? Ya han espabilado. Te creerás que han tenido que obligarlas mucho. Son ellas las que lo están deseando.
- Ya lo sé -respondió el primero-. Es por eso por lo que no me explico que los curas vayan diciendo que ellos son los mejores. No se puede estar sin (aquí metió un verbo equivalente a "tener relaciones"). Porque los demás no tenemos inconveniente en reconocerlo, pero ellos, ¿a quién pretenden engañar?
- Bla, bla, bla....
Desconozco cómo siguió aquella bandada de ladridos. Sólo que me quedé tan flipada por lo que oía que no conseguía articular palabra (literal). Así que me levanté y me largué. Tardé un tiempo en volver a hablarles. Y por entonces sí que era joven, aunque estos dos muermos tendrían ya sus buenos treinta y tantos.
Un odio así a lo católico sólo puede venir de dos cauces: del comunismo (y si no, que se lo digan a los mártires de la Guerra Civil) o, más discretamente, de ciertas sectas.
Estoy un poco harta de los "buenecitos" que reconocen sus vicios y errores (eso sí, sólo los que ellos quieran y seleccionen cuidadosamente), pensando que al hacerlo ya han llegado al cúmulo de la perfección, mientras otros indeseables e hipócritas, que persisten en no revolcarse en su mismo fango, aparecen ante los demás como impolutos. Y esto es lo que peor llevan.
Protestaron Laurita y don Enrique por mis palabras sobre rojos y descreídos. La primera afirmaba que no todos los rojos son descreídos. No pongo en duda que para visitar el blog de don Enrique con la asiduidad con que ella lo hace, hay que tener al menos cierto "remusguillo" por dentro, pese a que el comunismo y sus semejantes son ateos por esencia, cosa que muchos de sus seguidores parecen ignorar. Por su parte, don Enrique afirmaba que el poema de León Felipe que escribió en su blog es buenísimo y que expresa a la perfección los sentimientos de muchos. Y seguro que es buenísimo. Yo no soy capaz de escribir esos versos. Ni otros.
La verdad es que sé poco de León Felipe: que era escritor y de izquierdas. Pero cuando vi aquel poema tan exageradamente humildico, me acordé de aquellos imbéciles del bar y de otros muchos, dándoselas de honrados e íntegros, mientras despellejan a otros como comadres.