Bueno, no sé con certeza si él lo quiso, pero es que el dicho es así: "Tú lo quisiste, fraile mostén; tú lo quisiste, tú te lo ten". El caso es que el señor en cuestión llegó al hotel muy contrariado por la anulación de su vuelo. No tenía previsto hacer noche, pero las circunstancias le han obligado.
- ¡Todo por culpa de la huelga de estos ***! Si les quitaran el puesto y se lo dieran a otro ya veríamos. Y luego, que vengan los sindicatos a reclamar y que hicieran con ellos lo mismo.
No le contradije porque el hombre estaba muy caliente y agotado, eran cerca de las 11 de la noche y lo que necesitaba ya era marcharse a su habitación, darse una duchita y meterse ricamente a la cama. Pero tampoco le seguí la corriente, y no porque estuviera de acuerdo con los de la huelga, porque no tengo toda la información en la mano para emitir un veredicto a ese respecto, sino porque la huelga es un derecho por el que muchos se desgañitaron hace años hasta perder el sentido. Y este hombre, por los años que tenía, pudo bien haber sido uno de ellos. La huelga, por tanto, es algo querido y deseado (como los hijos "en botella") y si ahora molesta, uno se rasca y en paz.