Últimamente detecto entre los alrededores blogueros una cierta intranquilidad por la llegada del lunes. Véase un ejemplo y otro.
Vale, pues yo hoy estoy de lunes, como todos los martes.
Está bien eso de pasearse por la calle un lunes, con tranquilidad, mientras se observa la prisa y cara de inicio de carrera de los demás. Porque, después de haber trabajado la tarde del domingo, lo mínimo que se puede pedir es el lunes libre, ¿no? Hay quien me dice: "Pero no será todos los domingos". Que sí, que sí. Toditos. La vida es así. Pero de cómo es la vida hablaremos en otra entrada que tengo prevista.
El caso es que a mí, observar a los demás en el lunes me sirve para hacerme una idea de que ya la cosa empieza, pero con tranquilidad. Es como quien dice "Id vosotros delante, que yo ya...." Y hoy sí que "ya".
Ah, pero además estoy viendo que llueve. Traidora lluvia. Cuando salí de casa, ni media gota. A empaparse tocan.
Vale, pues yo hoy estoy de lunes, como todos los martes.
Está bien eso de pasearse por la calle un lunes, con tranquilidad, mientras se observa la prisa y cara de inicio de carrera de los demás. Porque, después de haber trabajado la tarde del domingo, lo mínimo que se puede pedir es el lunes libre, ¿no? Hay quien me dice: "Pero no será todos los domingos". Que sí, que sí. Toditos. La vida es así. Pero de cómo es la vida hablaremos en otra entrada que tengo prevista.
El caso es que a mí, observar a los demás en el lunes me sirve para hacerme una idea de que ya la cosa empieza, pero con tranquilidad. Es como quien dice "Id vosotros delante, que yo ya...." Y hoy sí que "ya".
Ah, pero además estoy viendo que llueve. Traidora lluvia. Cuando salí de casa, ni media gota. A empaparse tocan.
