A ver si puede ser, que tengo el antivirus trabajando y cuando es así, todo va más lento.
Volvemos al terreno de juego, después de una semana de "ajustes técnicos".
Me ha dado tiempo de darme una vuelta por la ciudad y ver el ambientillo que se está creando. He tenido oportunidad de escuchar esta semana puntos de vista muy dispares sobre la Navidad. Hay quien pasa por ella como una época más (es una opción. Si uno no tiene fe, la Navidad le trae, lógicamente, por una friolera); también los hay que disfrutamos a tope; pero hay una postura que cada vez se extiende más, y no por ello deja de sorprenderme: la de quienes afirman que las fechas navideñas no les gustan, porque les traen "malos recuerdos". Ejemplo de ello es la conversación entre aquellas dos señoras, que coincidieron a mi espalda:
- Ya verás ahora, estos días que llegan, que, la verdad, no me gustan nada.
- Pues a mí sí. A mí me encantan.
- ¿Síii? Pero, claro, tú tienes padres, ¿verdad?
- Pues.... sí.
- Claro, es que es distinto. Es que cuando te empieza a faltar la gente...
Sobre esto puede haber opiniones diversas, pero voy a expresar la mía. En mi casa hemos vivido siempre unas navidades que no las habría cambiado por nada: villancicos, ambientillo, anécdotas, juegos... Respecto a mis abuelos, sólo conocí a la madre de mi madre durante siete años. A partir de ahí, mis padres pasaron todas las navidades sin la presencia de sus padres. Ahora estábamos sus hijos, y por nosotros tenían que seguir contentos. Nunca los he visto amargados por echar de menos a sus padres en Navidad, aunque lo sintieran, cosa que es de lo más humana.
No sé si me he explicado. La vida es un ciclo, y hay que recoger el testigo. ¿Ahora tienes hijos, o algún tipo de familia? Pásatelo bien por ellos y con ellos.