"CUANDO LA VERDAD ESTÁ TODAVÍA CALZÁNDOSE LAS BOTAS, LA MENTIRA YA HA DADO LA VUELTA AL MUNDO" (Mark Twain)

miércoles, 16 de mayo de 2007

Ensayos de Primera Comunión

Cada vez que veo a los chavales de primera comunión me acuerdo de lo que le sucedió a una de mis chicas que me soportaban como catequista. Daba yo catequesis en la parroquia del barrio con más índice de población infantil de Europa. No lo digo yo, sino las estadísticas.
Aquel año había once grupos, de aproximadamente doce niños cada uno, preparándose para su primera comunión, más los que hubiera en la otra parroquia, que eso ya no lo sé. Es obvio que hacía falta una cierta organización para ese gran día. Si no, aquello podía convertirse en la Tercera Guerra Mundial: salir por aquí, avanzar por allá, sin prisa pero sin pausa, tú haces esto, te levantas ahora, lees esto, luego vuelves por aquí, etc, etc, etc. Explicaciones, pruebas, repetición...

Así que una de las chavalas se lió. Y dos días antes me llama a casa toda compungida porque no se acuerda de por dónde tiene que salir cuando acabe de leer. Teme equivocarse y quedar mal delante de sus padres, de los catequistas, de sus compañeros, del resto del mundo. Intento explicarle con tranquilidad lo que tiene que hacer. La pobre me escucha nerviosa, a punto de llorar, se le nota a través del teléfono. Intenta retener lo que le digo, con su madre al lado, repitiéndole lo que le explico.

Cuando parece que queda todo un poco más claro, intento tranquilizarla de nuevo y nos despedimos.

Al colgar el teléfono, no me quedé a gusto. Algo no encajaba.

Y la solución vino el día de las comuniones. Al terminar la misa, una madre se acercó a su hijo y oí que le decía: "ya se pasaron los nervios".

Ahí está. Habíamos olvidado decir a los niños, al final de todos los ensayos, lo más importante: ¿Y sabéis lo que pasa si os equivocáis? ¿Sabéis qué pasa si, después de tanto ensayo, cometéis un error? ABSOLUTAMENTE NADA.

Así que, posiblemente, más de uno habría estado todo el tiempo pendiente, más que de su Primera Comunión, de no meter la pata. Y si alguno la metió, que no lo recuerdo, ¿saldría triste, con mal sabor de boca?

Cuando veo ahora los ensayos para primeras comuniones, confirmaciones, despedidas de curso, etc, me acuerdo de esta chiquilla llamando por teléfono, temerosa de cometer un error. Es necesario un mínimo de organización, pero que no distraiga la atención de lo esencial.

Aquel año, con los niños, nos equivocamos. No pasa nada. "Para aprender, perder".