"Gracias por una agradable visita". Abajo firmaba sólo con el nombre y dibujaba una carita sonriente.
- ¿Y ésto? -pregunto a la compañera.
- Lo ha dejado esta mañana en la habitación la chica que ha estado en la... 204, creo. Qué mona, ¿verdad?
- 204... Ah, sí.
Me sonreí. Había llegado el día anterior sólo para una noche y salía de madrugada porque tenía un vuelo temprano. Era joven y muy agradable. Recuerdo que se hizo un lío al entrar por la puerta de la calle y tuve que salir a ayudarla. Ella sonreía, un poco avergonzada por su torpeza. En el escaso tiempo que hablamos me di cuenta de su buena educación, sencilla, sin tontería y con una sonrisa de fondo. Una persona fácil de contentar. Subió a la habitación y no la volví a ver. Para mí que se metió al sobre nada más llegar.
Teniendo en cuenta que no hablaba ni papa de español, me la imagino consultando el diccionario para poder escribir el mensaje del papel.
En fin, diréis que es una cosa sin importancia. Pero me gusta comprobar lo fácil y útil que es agradecer las cosas, los servicios bien prestados, aunque hayan sido remunerados.