"CUANDO LA VERDAD ESTÁ TODAVÍA CALZÁNDOSE LAS BOTAS, LA MENTIRA YA HA DADO LA VUELTA AL MUNDO" (Mark Twain)

jueves, 17 de abril de 2008

Perdidos por la ciudad


Serían cerca de las diez y pico de la noche de un día laborable de invierno, hace algunos meses. Mi amiga Sara y yo nos recogíamos a nuestras respectivas guaridas, que ya iba siendo hora. De pronto, Sara me susurró:

- ¿Y este niño?...

Un chaval de unos ocho años caminaba tan tranquilo en sentido contrario al nuestro. Reconozco que yo de estas cosas no me doy cuenta a primera ni segunda vista, así que pregunté:

- ¿Qué pasa con él?

- A ver, Altea, querida: son más de las diez de la noche, un lunes, por estas calles periféricas no se ve ya a nadie, está más oscuro que ni sé. ¿De dónde viene este niño y dónde va ÉL SOLO? ¿Estarías en tu casa tranquilamente con tu hijo por ahí a estas horas? ¡Es que mira de dónde viene!

En efecto, el niño parecía venir de la más absoluta oscuridad, por una calle apenas iluminada por un par de pobres farolas. El chaval, que apenas nos prestó atención, se perdió finalmente en dirección hacia una zona un poco más concurrida.

Hace unos quince días, mi madre me contó lo que oyó al cruzarse con tres chavales de no más de diez años. Eran las once y media de la noche:

- ¡Mira, vamos allí, que hay un grupo de gente!
- ¡Eso, y si no son, nos vamos a casa de tus padres!
- ¡Sí, sabe Dios dónde estarán mis padres a estas horas!

"O sea", me decía ella luego, "que iban buscando a sus padres para poder entrar en casa. En la de alguno de ellos, ya daba igual quién. Y nos quejábamos antes de algunos padres, que se marchaban por la noche y dejaban a los hijos solos en casa. Pues mira, éstos ahora se marchan y los dejan en la calle."
Pues sí, genial.

No sé, creo que la próxima vez que me entere de la desaparición de otro niño no podré por menos que acordarme de estas historias.