Cuatro fornidos trabajadores acababan de llegar al hotel en busca de alojamiento y les informaba de la situación:
- Pues la verdad es que sólo quedan dos habitaciones dobles, pero...
- ¡Ah, perfecto! Dos y dos - dijo uno, señalando con su mano los dos evidentes grupos en que parecía resolverse la situación.
- No, pero es que resulta que una de ellas es con cama matrimonial, y...
La cara que pusieron los cuatro antes de saltar en carcajadas fue indescriptible.
- ¡A ver, tíos! ¡Yo no, ¿eh?!
- ¡Ni yo, ni yo!
- ¡A mí no me miréis!
- Lo que sí puede ser -traté de poner un poco de orden- es que en la matrimonial entre uno sólo, con el precio más reducido, pero aun así hay alguien que se queda fuera.
- ¿Y no hay nada más?
- Lo siento, pero para hoy no.
Al final decidieron quedarse dos y los demás encontraron otro alojamiento.
Sentidos comunes todavía hay. Pero claro, ellos no son noticia.