Hace poco he descubierto el blog de Luisa, "Mis ideas cotidianas". Aunque creo haber entrado alguna vez, no lo hacía desde que cambió tanto las instalaciones. Estuve dando una vuelta de reconocimiento y fui a dar con una entrada antigua que había levantado polvo, con la tira y media de comentarios, unos a favor, otros no tanto, pero todos educados. Hasta que al final alguien tuvo que salir con la cansina y desgastada réplica: "hipócritas".
Es ésta quizá la palabra más manoseada por los propios hipócritas. Se lo llaman a los demás, antes de que éstos puedan abrir la boca para decírselo a ellos. Gritos estentóreos, rasgado de vestiduras, así imagino yo al tipo (anónimo, por supuestísimo) que hace el comentario en dicho blog. Escuchar las verdades nunca ha sido fácil, y esta vez Luisa había tocado una tecla sensible, pero que muchos necesitan que se les afine.
Y como no están dispuestos a dejarse afinar, se parapetan detrás de un insulto salvador: hipócritas. Y si lo son, piensan tal vez, ya lo dijo Jesucristo: "no hagáis lo que hacen". Es curioso cómo olvidan la parte anterior: "Haced y cumplid lo que os digan". Algo de razón debían de tener en sus enseñanzas.