En los días siguientes, y de una en una, las reacciones fueron de lo más variopintas.
Raquel (la que dijo lo de las señoras de 60 años) aseguraba no haber participado en esa conversación, pese a que todas estábamos perfectamente sobrias y habían transcurrido muy pocos días:
- Huy, pues no me acuerdo de nada de eso. Debió de pillarme distraída, pensando en otra cosa, porque de verdad que no tengo ni idea. Sé que estuvimos hablando de eso, de aquello y de lo otro, pero en concreto de esto que me cuentas, ná de ná. Bueno, no, y en cuanto a lo que dices es verdad, estoy de acuerdo contigo, porque claro, bla, bla, bla...
Ya.
Por su parte, Beatriz, con especiales dificultades para seguir una conversación hasta el final porque siempre la interrumpe, fue muy clara:
- No, si yo en realidad no estoy a favor del aborto.
Momentos antes había dicho que ella no estaba en contra de nada, porque las cosas cambian a lo largo de la historia, y lo que ahora nos parece fatal, dentro de poco tiempo se ve como algo muy conveniente.
- Es verdad -respondí irónicamente-. Sin ir más lejos, la esclavitud. No entiendo por qué se derogaría, con lo bien que vienen uno o dos esclavos en casa. Voy a empezar una cruzada para que se vuelva a implantar.
- Oye, pues a lo mejor lo consigues. Mira a ver.
Raquel (la que dijo lo de las señoras de 60 años) aseguraba no haber participado en esa conversación, pese a que todas estábamos perfectamente sobrias y habían transcurrido muy pocos días:
- Huy, pues no me acuerdo de nada de eso. Debió de pillarme distraída, pensando en otra cosa, porque de verdad que no tengo ni idea. Sé que estuvimos hablando de eso, de aquello y de lo otro, pero en concreto de esto que me cuentas, ná de ná. Bueno, no, y en cuanto a lo que dices es verdad, estoy de acuerdo contigo, porque claro, bla, bla, bla...
Ya.
Por su parte, Beatriz, con especiales dificultades para seguir una conversación hasta el final porque siempre la interrumpe, fue muy clara:
- No, si yo en realidad no estoy a favor del aborto.
Momentos antes había dicho que ella no estaba en contra de nada, porque las cosas cambian a lo largo de la historia, y lo que ahora nos parece fatal, dentro de poco tiempo se ve como algo muy conveniente.
- Es verdad -respondí irónicamente-. Sin ir más lejos, la esclavitud. No entiendo por qué se derogaría, con lo bien que vienen uno o dos esclavos en casa. Voy a empezar una cruzada para que se vuelva a implantar.
- Oye, pues a lo mejor lo consigues. Mira a ver.
Hasta aquí, parece ser que nadie dijo lo que quería decir en realidad. La fuerza del grupo, de la masa, es muy potente. Y en España, lamentablemente, más.
Para mañana dejo lo que sucedió con Mabel, una historia de lo más graciosa.
Para mañana dejo lo que sucedió con Mabel, una historia de lo más graciosa.