Hace tiempo me contaron que para medir la audiencia de un programa, serie televisiva, etc, se controlaba el número de aparatos que lo estaban viendo en esos momentos. Pensé entonces que si queríamos que un programa no tuviera éxito y dejara de retransmitirse, lo mejor era desconectar la TV de inmediato, es decir, no verlo ni en pintura para que mi aparato no contase en la medición de audiencia, y eso que hiciesen otros tantos y tantos, ya está: nos cargamos el programa.
Pues bien, parece que eso no es así. Ahora dicen que hay unos audímetros instalados en determinados hogares, elegidos concienzudamente, que con permiso de sus inquilinos, por supuesto, controlan si un programa está siendo visionado, independientemente de que el público en cuestión se haya quedado dormido en el sofá o vaya y venga mientras hace la cena, atiende el teléfono o esté más aburrido que una ostra. En estos casos, el público no se entera absolutamente de nada.
- ¿Qué estabas viendo en la tele?
- No sé, creo que era algo sobre los bichos del Ártico...
Pero luego hay otro tipo de público, que es exactamente el opuesto y también el más gracioso. El primero afirmaba haber visto la tele, pero no se había jalado una rosca. En cambio, éste niega en rotundo haberla visto, pero es capaz de proporcionar todo tipo de detalles sobre esa serie de TV que nunca ve. La parodia hecha por Les Luthiers lo ejemplifica a la perfección, hablando de la telenovela "Alma de Corazón":
Marcos Mundstock: Bueno, yo no veo televisión... Pero bueno, a veces la ponen en casa, y yo paso por ahí no tengo más remedio que enterarme... eh... Además, bueno, además tienen una historia, eh... Resulta que los Izaguirre Belmont, cuando empezaron a salir, los padres de ella no lo querían al muchacho... baaahhh... porque era pobre... la vieja historia, ¿no? Pero él insistió, y ellos se querían, pero él no tenía medios para... Entonces, al final, tratando de hacer fortuna, había un baldío que lo usaban como playa de estacionamiento, entonces él ahí puso un puestito de frutas y verduras. Después fue, le agregó cosas de quiosco, empezó a irle más o menos bien, fue progresando, progresando, al final armó un supermercado de cuatro pisos... y con eso se fundió. Entonces tiró todo el supermercado e hizo toda la plata que tiene con una playa de estacionamiento. Entonces fue aceptado por la familia de ella, se casaron... hubo una boda muy linda... ¿pero qué pasó? Pasaron varios años y no pueden tener hijos; entonces la señora Izaguirre Belmont no puede tener hijos, y la quiere, entonces, a la cieguita Adelaida como si fuera su propia hija.
Daniel Rabinovich (sorprendido): ¿Usted no ve televisión?
Marcos Mundstock: Lo que pasa es que me comentan en casa...
(Recogido de Les Luthiers de la Web)
¿Tendrán instalado un audímetro y por eso se ven obligados a presenciar esos programas que tanto les horrorizan?
Pues bien, parece que eso no es así. Ahora dicen que hay unos audímetros instalados en determinados hogares, elegidos concienzudamente, que con permiso de sus inquilinos, por supuesto, controlan si un programa está siendo visionado, independientemente de que el público en cuestión se haya quedado dormido en el sofá o vaya y venga mientras hace la cena, atiende el teléfono o esté más aburrido que una ostra. En estos casos, el público no se entera absolutamente de nada.
- ¿Qué estabas viendo en la tele?
- No sé, creo que era algo sobre los bichos del Ártico...
Pero luego hay otro tipo de público, que es exactamente el opuesto y también el más gracioso. El primero afirmaba haber visto la tele, pero no se había jalado una rosca. En cambio, éste niega en rotundo haberla visto, pero es capaz de proporcionar todo tipo de detalles sobre esa serie de TV que nunca ve. La parodia hecha por Les Luthiers lo ejemplifica a la perfección, hablando de la telenovela "Alma de Corazón":
Marcos Mundstock: Bueno, yo no veo televisión... Pero bueno, a veces la ponen en casa, y yo paso por ahí no tengo más remedio que enterarme... eh... Además, bueno, además tienen una historia, eh... Resulta que los Izaguirre Belmont, cuando empezaron a salir, los padres de ella no lo querían al muchacho... baaahhh... porque era pobre... la vieja historia, ¿no? Pero él insistió, y ellos se querían, pero él no tenía medios para... Entonces, al final, tratando de hacer fortuna, había un baldío que lo usaban como playa de estacionamiento, entonces él ahí puso un puestito de frutas y verduras. Después fue, le agregó cosas de quiosco, empezó a irle más o menos bien, fue progresando, progresando, al final armó un supermercado de cuatro pisos... y con eso se fundió. Entonces tiró todo el supermercado e hizo toda la plata que tiene con una playa de estacionamiento. Entonces fue aceptado por la familia de ella, se casaron... hubo una boda muy linda... ¿pero qué pasó? Pasaron varios años y no pueden tener hijos; entonces la señora Izaguirre Belmont no puede tener hijos, y la quiere, entonces, a la cieguita Adelaida como si fuera su propia hija.
Daniel Rabinovich (sorprendido): ¿Usted no ve televisión?
Marcos Mundstock: Lo que pasa es que me comentan en casa...
(Recogido de Les Luthiers de la Web)
¿Tendrán instalado un audímetro y por eso se ven obligados a presenciar esos programas que tanto les horrorizan?